jueves, 26 de septiembre de 2013

Aventurera



La aventura comienza con unos compases de silencio y esos movimientos de cabeza de Natalia, ya prometen un ritmo dinámico. Natalia es el alma, la luz de este grupo de músicos en blanco y negro con alguna pincelada de color. Rasguea su pequeña guitarra con la fuerza de un mastodonte del rock. Ella, tan poquita cosa...

Irrumpe su voz en escena con fuerza, con decisión. Una voz dulce pero firme, melosa a veces pero potente siempre. Voz perfecta que sublima este bien versionado tema del genial Agustín Lara, mexicano por más señas, como ellos, quien dejó como regalo para el mundo un ramillete bien florido de canciones inolvidables, mil veces versionadas y que ya son patrimonio de todos.


La entrada de la batería, espectacular. Brinca el tarro de cristal en cada golpe del palo contra la superficie tensa del tambor y un ritmo "in crescendo" nos envuelve y nos hace mover los pies bajo la dulce voz de Natalia.


Y entra él con su voz grave y un micro increíble para domesticar y dar forma a ese tono agudo que se escapa por momentos hacia el cielo de los eternos boleros. A su lado, un soñador cierra los ojos, se olvida de la guitarra y escucha...


Y Natalia, se lo cree. Lo vive. Lo borda y lo disfruta.


De pronto, como surgida desde el fondo de un cofre de piratas, ella. Con esa carita de buena gente. Acariciando el teclado con tal ternura que casi no lo toca. Y se balancea. Y mueve sus caderas y da saltitos de gozo...casi sonríe.


Natalia también cierra los ojos y pasa a ser, toda ella, ritmo vivo, compás incansable. Ella sola es un espectáculo en movimiento.


Como cabalgando sobre nubes, aparecen tras la diva esos tres jinetes del viento. Soplan sus instrumentos sacando de ellos románticos gemidos que atemperan la melodía dándole discretos toques de un jazz apenas visible. Ruge el viento y la canción se hace adulta, se encima y se cubre de dignidad.


Se elevan los arpegios y se desmadra el compás y todo ello sin perder la compostura, ni el ritmo, ni el timbre de esa voz que nos acuna. Y hasta el músico romántico canta ya.


Guitarras, coros, batería, trompeta, saxo, piano....nos transportan a otra dimensión.


Ahora también ella canta, la chica del teclado se animó. Pone morritos y cara de niña a punto de llorar por la emoción.


Se acerca el final y Natalia no se irá así, de cualquier forma. ¡Qué salida de micro!. Con elegancia, sigue el ritmo de espaldas al público. Se aleja y se acerca a la vez con ese gesto tan suyo de entusiasmo casi infantil. Y termina levantando esa pierna de niña traviesa para que todos sepan que se siente orgullosa de este tema, de su actuación y de sus músicos...y ahora sí, ahora, por fin, sonríe.





AVENTURERA

Vende caro tu amor
aventurera.
Dale el precio del dolor
a tu pasado
y aquel que de tus labios la miel quiera,
que pague con diamantes su pecado 
que pague con diamantes su pecado.

Vende caro tu amor
aventurera.
Dale el precio del dolor
a tu pasado
y aunque la infamia de tu ruin destino
marchitó tu admirable primavera,
haz menos escabroso tu camino,
vende caro tu amor,
aventurera.

La ra la ra la ra la ra la...

Y aunque la infamia de tu ruin destino
marchitó tu admirable primavera,
que pague con diamantes su pecado,
que pague con diamantes su pecado,
que pague con diamantes su pecado......